El tango, intimo, sensual, pasional, sugerente, nos ha convocado nuevamente, esta vez casi de entrecasa; no existen entre los protagonistas distancias generacionales.
Música y danza nos unen inexorablemente; grandes y jóvenes,  bailamos, todos  con idéntica entrega, y la misma disposición interior: ser felices y hacer felices a los demás.
Manuel L. Sosa
Bailarín
viernes, 18 de julio de 2008
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)